Aún se encuentra en cartelera la nueva entrega de la famosa franquicia de monos parlantes «El Planeta de los Simios: Confrontación«. Hubo que esperar tres años para saber qué pasó con César, el primer eslabón de primates inteligentes que según el gran guión de esta saga, se tomarían el mundo haciendo desaparecer a los humanos de la faz de la tierra.
Justamente hace tres años escribí en este mismo Blog un artículo sobre la precuela de esta, la Revolución de los Simios, en el que quise dejar claro mi entusiasmo por las versión «post Tim Burton» de esta larga pesadilla. Esta vez, seríamos espectadores de la deriva del protagonista, al crear un mundo paralelo de bestias de alto coeficiente intelectual, perdido en los bosques de San Francisco. Y si bien la película nos logra mantener atento a los gestos y perfección digital que se consigue para representar a los personajes, la historia es débil y finalmente aburre. Tanto alarido y lenguaje pseudo-humano cansa, al igual que los numerosos lugares comunes que se citan para convencernos de una idea simple: si inyectamos inteligencia en los animales, lo único «humano» que saldrá de dicha aberración será la política traidora, el liderazgo conspirativo y una inevitable confrontación estratégica por el poder.
Porque al pobre César le pasa de todo en esta película. El hecho de haber sido mascota regalona de un científico, simio inteligente y luego líder de una mutación biológicamente revolucionaria lo pone en un tremendo conflicto de interés. Por un lado, quiere ayudar a los humanos y por otro defender la integridad de su comunidad. Intenta lidiar con un equilibrio sumamente inestable hasta que este se quiebra, dando paso al esperado clima de guerra que efectivamente se anticipó en los diferentes teasers de la campaña publicitaria de 20th Century Fox.
Gary Oldman, con todo su talento y peso escénico tampoco logra salvarla, personificando a un confuso y predecible líder de los homo sapiens. El resto de lo actores pasan a la lista de secundarios olvidados. Solo podemos captar ciertos momentos significativos en la música incidental, que imita el sonido abstracto y clásico de Jerry Goldsmith (compositor de la sesentera original) en una toma de masivo desplazamiento de los simios hacia la arruinada ciudad humana.
A pesar de todo lo anterior, hay que decir que esta película tiene un sutil elemento, muy menor, pero que queda en la memoria: el proto-lenguaje «mono» de César y sus amigos es pegajoso y divertido. Frases sin artículos, condicionales ni comparaciones. Solo sujetos y adjetivos. Apes. Together. Strong. Simios. Juntos. Fuertes. No es fácil hablar así y ellos lo hacen. Es minimalista. Sintético. Básico pero claro. Todo político sabe lo que vale. Practíquelo en su casa. Puede armar incluso un juego en torno a ello.
