Artículo escrito originalmente para el Blog del curso IMI, Diseño Digital UDD
Comenzamos nuestra reflexión acerca de los nexos entre diseño, tecnología y cultura abordando dos grandes films situados en las puntas de la línea de tiempo de la humanidad: la Guerra del Fuego y La Red Social. Separadas por 80.000 años, estas historias nos relatan fenómenos comunes. Cómo nuestra especie ha dialogado con el mundo transformando su materialidad – lo que en definitiva es un gesto por diseñar el entorno en un esquema problema/solución – extendiendo sus capacidades naturales e invocando el factor social para la acumulación de tecnología.
McLuhan declaró alguna vez “la televisión es la fogata alrededor de la cual se reúne la tribu”. Pues bien, desde esa fogata primitiva que lograron recrear nuestros ancestros hasta Facebook, ha existido esa necesidad por vincularnos a través de una mediación tecnológica cuyo sentido profundo incluye el sentirse parte de un todo-social superior.
En el amanecer de la humanidad, el control del fuego como primera tecnología
En la Guerra del Fuego, vemos cómo tres guerreros neanderthals parten en busca de alguna llama viva para salvar a su tribu, en tiempos en que el fuego significaba todo: calor, cocción de alimentos, luz, seguridad, entre otros. En la propuesta de Jean-Jacques Annaud, que mezcla ciencia y ficción, se presenta la tesis de la convivencia paralela entre distintos estadios de desarrollo del gen “Homo”, desde homínidos simiescos hasta homo sapiens. En esta diversidad se desarrolla la expedición que muestra, entre otras cosas, a una tribu más avanzada transferir conocimiento a otra. La primera, conoce la técnica para crear fuego por fricción lo que emociona al guerrero-aprendiz hasta las lágrimas y lo que supondrá un salto evolutivo para su tribu que ya no necesitará más recolectar brasas esparcidas a la distancia. Claramente, la aventura que emprenden los protagonistas supera las expectativas de la misión: estos no regresan a casa con una muestra de fuego sino que lo hacen con la tecnología para crearla. Vuelven también, sabiendo que el vivir en comunidad no es solo un asunto de sobrevivencia. La escena en que los protagonistas ríen juntos por la caída de una piedra en la cabeza de uno de ellos sugiere no menos que el inicio de la civilización: en el humor se condensa una de las formas de comunicación más complejas y sintéticas de la convivencia humana.
La fogata digital de Zuckerberg y los modernos homo sapiens en la red social
Ochenta siglos después se sitúa la historia de cómo se fundó Facebook y las polémicas que desató Mark Zuckerberg por supuesta apropiación de ideas. Vemos un escenario de hipermodernidad, situado en una de las universidades más “prestigiosas” del mundo, con los estudiantes más competitivos del planeta, dispuestos a no transar en ni un milímetro la rentabilidad presente y futura de su alto coeficiente intelectual. En un mundo de membresías exclusivas y donde la pertenencia a grupos sociales es lo fundamental, surge la red social de Facebook que hoy equivale en número de miembros a un país tan poblado como India o China. En esta película de David Fincher, vemos entre rápidos diálogos y dinámicas ideas acerca de cómo es la sociabilidad del Siglo XXI, el nacimiento del mayor experimento cultural de los últimos tiempos. Somos espectadores de la secuencia de “accidentes” que llevan al “pequeño Bill Gates” a tocar la tecla precisa para que una aplicación web se vuelva fundamental en la vida actual.
Es así como nos paseamos desde la pre-historia hasta la post-historia (por decirlo en clave post-moderna) contrastando la imaginación de Annaud y Fincher en un juego de fogatas sociales en las que el componente social se transforma en el alma de la innovación tecnológica. El fuego que alguna vez fue motivo de guerra, fue también el punto de encuentro para anidar los inicios de la cultura. Mucho tiempo después, las tecnologías de interacción y comunicación del Siglo XX como el Cine, la Radio y la Televisión se convirtieron en las fogatas mediales para la misma función. Luego, con Internet, la gran fogata virtual evolucionaría hasta la Web Social, siendo Facebook su mayor exponente.
Dos puntas de la historia humana unidas por el mismo motor cultural. Diseño, control del mundo material, tecnología para el vínculo y la formación del “nosotros”.