«El presente es aburrido»

La película de Woody Allen muestra una apología al tiempo cultural pasado, que se aprecia siempre mejor que el aburrido presente

El afiche lo dice todo: un hombre camina relajado por el borde del Río Sena, bajo un cielo pintado al más puro estilo Van Gogh. Se trata de Owen Wilson, el escogido de Woody Allen para su última cinta, «Medianoche en París» (Midnight in Paris, 2011). Gil Pender, su personaje, es un escritor in progress que acompaña a su novia y suegros en un viaje de negocios. El arranque de la película es un ejercicio conocido en el mundo de Allen: diálogos neuróticos de una burguesía que sufre de insatisfacción crónica y que ve París como un museo que hay que mirar, antes que vivir. Una noche, cansado de la frivolidad e insensibilidad de su novia con la Ciudad de la Luz, Pender decide caminar hacia el Hotel, trayecto en el cual se pierde. Varado en una esquina, acontece lo increíble: es invitado a subir a un coche de los años ’20 que lo lleva a algo más que a una fiesta de época. Allí comienza a hacer amigos, siendo los primeros, Scott y Zelda Fitzgerald, dos escritores que sólo conocemos gracias a la máquina del tiempo de Gutenberg. Cada vez que vuelve a esa esquina, es recogido por alguna celebridad, profundizando cada vez más en esta experiencia trans-temporal, incluyendo un parisino affaire con Adriana, amante de Picasso. Con ella, no sólo pone en duda su neurótica decisión de casarse, sino que logra saltar aún más lejos en el tiempo, siendo invitados a subir a una carroza de fines del Siglo XIX. Es con ella también con quien Pender sostiene el mejor diálogo de «Medianoche en París» y que intento resumir a continuación: el presente es aburrido. Siempre vemos el pasado como un tiempo mejor y añoramos los días en que vivían los artistas que encontramos en los libros. Si viajáramos en la historia y llegáramos de pronto a los años ’20 de París no podríamos reponernos del shock de felicidad. Es lo que le sucede a Gil cuando toma conciencia de que está compartiendo una copa con Hemingway, Dalí, Buñuel y Man Ray. Pero si ese fuera nuestro presente, pronto añoraríamos una época anterior, la Belle Époque, por ejemplo. Y disfrutaríamos de la conversación con Tolouse-Lautrec, Gauguin o Degas, en una mesa del Maxim’s. Pero nuevamente, si ese fuera nuestro presente, querríamos saltar al Renacimiento, y codearnos con artistas de la época tales como Leonardo y Miguel Ángel. Y así sucesivamente hasta agotar la historia. Porque el presente es aburrido y sabe a ansiolíticos.

About Jorge Hernández C.

JHC New Media es el sitio Web de Jorge Hernández Cerda, Sociólogo UC y Máster en Sistemas Interactivos (MECAD, Barcelona).Creador digital en web art y editor de revistas electrónicas del sector audiovisual. Co-autor de la obra Mobile-Mobile, instalación de arte interactivo y telefonía móvil (Hangar, 2006). Diseñador de medios sociales Web para festivales culturales en México, Perú y Chile. Consultor en nuevas tecnologías de la información y la comunicación en organizaciones culturales e industriales. Docente en escuelas de Diseño, Comunicación y Sociología en diversas universidades chilenas. En mis primeros años de trabajo estuve vinculado al mundo de las grandes empresas siendo Project Manager del Grupo Santander Chile. Ahí lideré proyectos de comunicación digital como la implementación de Intranets. Más tarde comencé una carrera independiente en el desarrollo de medios digitales online y la docencia universitaria en el área. Fui webmaster del portal Universia y co-ejecutor de Danza Virtual, una de las primeras obras de web.art financiadas por el Fondart, Gobierno de Chile. Me perfeccioné en Barcelona, con un posgrado en Diseño y Artes Digitales. Vivo en Viña del Mar y trabajo en Santiago, Chile. En este sitio Web muestro los diversos proyectos a los que me dedico así como ofrecer un nodo de contenidos para la plataforma nacional e internacional en el ámbito de los nuevos medios. JHC New Media, como su logo indica, acoge dos cosas: por un lado, pensamiento convergente, estructural y algorítmico; y por otro, pensamiento divergente, creativo y sensorial.

3 Comments

  1. El juicio de que el presente es aburrido, me parece que desde el neurótico Woody Allen no es una declaración depresiva, es más bien una manera de contrastar la embriaguez que nos producen los soportes culturales, que registran la memoria, versus la sobrevivencia del presente, que incluye esa relación estúpida con sistemas ciegos. Ejemplo: nadie saca fotos de la fila del banco o de la conversación con la ejecutiva de la Isapre. Lo desagradable se quiere eliminar.

  2. notable película y excelente reflexión, el presente es aburrido y estanco. el rescate del pasado tiene que ver con el arte que es al final el motor de lo que tu estás viendo de manera fría y anónima sin involucrate en este presente engullido por el individualismo y la hipocresía. El arte al final son las personas que lo hicieron y en ese mundo revistado te puedes dar cuenta que no hay nada más sublime y entretenido que la noche fugaz hablando sicodeliciosidades. Gran película!!

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