JHC, desde Guadalajara, México
El viernes 7 de marzo pasado se inauguró en el imponente Auditorio Telmex de Zapopán la XXIII versión del Festival Internacional de Cine en Guadalajara.
Una ceremonia a lo grande, propia de un festival que se ha convertido en una cita clave para productores, directores, actores y distribuidores de cine iberoamericano.
Premio Mayahuel de Plata para Bertha Navarro y Premio Guadalajara para Gustavo Santaolalla (autor de la música de Babel, Diarios de Motocicleta y Brokeback Mountain, entre otras), un homenaje al inolvidable Tin Tan, y presentación de los jurados (entre los cuales figura el chileno Miguel Littin), fueron algunos de los ingredientes de una larga inauguración.
La película de honor estuvo a cargo de Argentina, país invitado. Se presentó el documental Café de los Maestros, de Miguel Kohan, producida por el propio Santaolalla y Lita Stantic.
De gran factura visual e impecable trabajo de sonido, este documental es un homenaje a los maestros vivos del Tango argentino, a través de una mirada íntima y una inmersión total en la música por más de una hora. Un guiño, sin duda, a Buena Vista Social Club, pero con la diferencia de haber sido concebida por argentinos, para los argentinos y el mundo. Cierta monotonía en el abordaje de los personajes contrasta con la calidad y energía de los mismos para quienes el Tango es tan esencial como respirar.
Mención aparte merece la elección del tema, en un contexto mundial de homogeneización cultural y frenético intercambio turístico. Como afirma el escritor argentino Macedonio Fernández, “el tango es la única cosa que nunca discutiremos con Europa”. Sin duda, Argentina atesora a sus referentes identitarios con energía, hecho que este documental deja bastante en claro.
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