Netzfunk en Chile
MEMORIA HISTÓRICA DE LA ALAMEDA

Jorge Hernández Cerda / Netzfunk

Interferencias satelitales para la memoria
Jorge Hernández

Imagina que vas caminando por la Alameda, principal calle de la ciudad de Santiago, con tu walkman, iPOD o reproductor MP3 y de pronto escuchas, desde la nada, a Salvador Allende en su último día. Imagina que vas saliendo del metro y de pronto escuchas a Neruda, desde tus propios parlantes, sin explicación alguna. Sólo un satélite como el Sputnik , aquella máquina rusa que generó como respuesta norteamericana los inicios de Internet, podría ser el responsable de dicha interferencia.

Interferencia, ese el concepto. Como una delgada línea de radio que sólo es posible de escuchar en onda corta, existe también en el éter un espacio para recuperar la memoria.

Eso es esencialmente lo que impulsaron en 2005, entre otras cosas, los profesores italianos Diego Mometti y David Boardman en el Seminario Taller Investigación Estética por una tecnología suave, en la Escuela de Arte de la Universidad de Chile. Una experiencia abierta de arte participativo que han venido explorando sistemáticamente con su colectivo netzfunk.

Memoria histórica de la Alameda se ubica dentro de la sinuosa galería de expresiones de artes electrónicas y mediales. Específicamente podríamos llamarle a esta experiencia tactital media o uso no utilitarista de tecnologías duras. O mejor dicho, de tecnologías que surgen en laboratorios de guerra, que luego se liberan y pasan a formar parte del mercado, como el GPS. Usando una señal satelital, un laptop, una palm, un par de audífonos y una mochila, Mometti y Boardman, junto a Melissa Trojani y los chilenos Iván Atencio, Pablo Cottet y Bárbara Palomino, crearon un sistema que permite cargar contenidos multimedia en distintos puntos de la Alameda.

La performance o acción de arte consiste en trasladarse de un punto a otro cargando estos artefactos para así poder recuperar la memoria de ciertos rincones de la ciudad que sofocados por el cemento y la dinámica de la ciudad, se olvidan. Se produce el habitar un espacio doble, por un lado está la calle del presente y por otro, la calle del pasado. El caminar activo es muy distinto del descansar pasivo de otros medios. Si bien se trata de un artefacto creado para un propósito específico como es recorrer un espacio en una doble experiencia sensible, sería el antecedente para futuros formatos de emancipación e intervención en el espacio público.

Imaginemos que las señales de celular y todas aquellas que son transmitidas vía satélite tuvieran color. La Radio un color, la Televisión otro color. Veríamos una gran nube espesa de líneas como las que genera una fotografía nocturna con diafragma extra aperturado. Uno de esos conjuntos de líneas serían aquellas voces del pasado que nos recuerdan la infamia, la alegría, la bohemia, la historia. Y que no forman parte de una emisión unilateral de telecomunicaciones ancladas a un negocio. Forman parte de emisiones que poblan de contenido cultural las vías invisibles del cielo urbano. Son voces perdidas en medio de la muchedumbre mercantil que nos devuelven hitos y recuerdos constitutivos de nuestra identidad.

Memoria histórica de la Alameda fue presentada en el ciclo de conferencias y muestras de arte electrónico “Elena”, organizado por el colectivo Troyano, paralelamente a la 7ª. Bienal de Video y Nuevos Medios, a fines de noviembre de 2005. Usando una webcam , Diego Mometti y David Boardman – desde Turín, Italia – dialogaron con Netzfunk - Chile (Atencio, Palomino y Cottet) y el público presente, poniendo énfasis en el sentido profundo de arte político del proyecto. En la construcción de la ciudad contemporánea, atochada de dispositivos electrónicos, se hace necesario interponer barricadas en el tráfico habitual de las comunicaciones. El espacio de los medios, y por tanto, de la opinión pública, está más que nunca en la atmósfera y no sólo en las pantallas y en los diarios. Sonidos, diálogos, discursos, imágenes, textos y videos acerca de la historia de un pueblo son las dosis necesarias para habitar una ciudad con imaginario colectivo.

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Entrevista a Diego Mometti, miembro de Netzfunk, profesor e historiador del arte
Por Jorge Hernández

¿Cómo surgió este viaje a Chile?
El contacto fue gracias a uno de los estudiantes del doctorado en Arte de la Universidad de Chile a quien conocí en Barcelona en 2001. Él participó haciendo una performance colectiva, abierta a la ciudadanía. Allí nos dimos cuenta que estábamos interesados en el tema de tomar la ciudad como lugar de intervención. Después se comunicó conmigo diciéndome que existía la posibilidad de participar en el doctorado que está coordinando con Pablo Oyarzún en la Universidad de Chile, para hacer algo con la derivas.

¿Deriva en Santiago?
Sí, se trata básicamente de vendar a las personas y ponerle audífonos con música de ruido de ciudad y así perderlas en el espacio, acompañados de un lazarillo. Luego, te dejan solo y te sacan la venda después de una hora, más o menos, de viaje, sin saber dónde estás. Y bueno, fue bastante fuerte presentarlo aquí porque esta era una táctica de la DINA para hacer desaparecer gente.

También articulamos otro trabajo, Santiagorama , que es una plataforma, un software que desarrolló David Boardman. Se trata de cargar contenidos multimediales en un mapa de Santiago. Y después fuimos invitados a Valparaíso a hacer un Valporama , que aún está pendiente.

La idea era empezar una creación entre tecnología y ciudad, muy elemental. Usando un mapa, unos audífonos, zapatos para caminar e Internet. Todo esto con un trasfondo conceptual que indaga en la relación entre ciudadano y ciudad y la posibilidad de interpretarla de manera simbólica, creativa, crítica y antropológica. También, en la relación entre individuo, ciudad y poder, donde la política no es un asunto de partidos sino que un tema de control social, como el satélite y sistema GPS que es efectivamente el panóptico contemporáneo.

El GPS como panóptico contemporáneo, el que ve sin ser visto ...
Ve sin ser visto, y además es difícil de localizar. En el panóptico clásico la guardia si bien no es visible, es localizable. En el panóptico actual nunca sabes quién y desde dónde te están mirando. Entonces, nos preguntamos cómo re-utilizar una tecnología que surgió para el control militar.

Me recuerdas Google Earth, que es útil pero también abismante.
Igual que Internet. Cómo utilizarla de una forma que contrapese esta política de control y no prive la posibilidad de consciencia, por ejemplo, de la ciudad. El GPS, después de todo, es una tecnología satelital que nos ayuda a trasladarnos en un “espacio que juega contra la persona que tiene que cruzarlo”.

Controla a través del miedo, el medio a perderse.
Sí, el medio a perderse, opera por salvar a la persona de ese miedo. También le cambia el sentido al desplazamiento de la persona, le transfiere un valor de ahorro de tiempo, un valor capitalista. Nuestro interés es utilizar la misma tecnología, pero para cosas que sirvan a nivel cultural e histórico. En el caso de los vehículos con GPS tú vives una ciudad disminuida, percibes simplemente el recorrido que debes hacer, sales de casa y tienes que llegar a la oficina y no percibes lo que hay entre esos dos puntos. En nuestro caso, se trata de una realidad aumentada, porque cualquier punto que encuentras no es simplemente lo que ves, tienes que conjugarlo con lo que estás escuchando.

¿Cómo ha sido la recepción en Chile de estas experiencias?
Yo creo que de gran interés. Nosotros vinimos acá simplemente con la idea de llevar algunos medios de trabajo, los equipos, pero sin tener claro lo qué iba a salir. Creo que hemos logrado un trabajo colectivo de verdad, donde se han diluido los papeles de profesor y estudiantes en un esquema colaborativo. Hay gente muy interesada en el trabajo de colectivos donde se pierde la figura del autor y de la obra misma como de exposición.

¿ Memoria Histórica de la Alameda tiene derechos de autor?
La hemos licenciado bajo la figura creative commons que permite que cualquier persona pueda utilizar, cambiar y modificar contenidos, pero no puede usarla de forma comercial. También existe la obligación de licenciar la modificación bajo la misma figura, autogenerándose un proceso continuo de mejora de libre acceso. Queremos seguir trabajando así y abrirnos a toda la gente.

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SÍNTESIS
por NETZFUNK: Diego Mometti, David Boardman, Melissa Trojani (Italia) / Iván Atencio, Pablo Cottet y Bárbara Palomino (Chile)

¿En qué se resume el proyecto Memoria Histórica de la Alameda (MHA) ?
Consiste en un acopio de memorias referenciales (entrevistas, imágenes, información escrita, narraciones, sonidos, videos, etc.) que han sido digitalizadas y se van activando, ante una persona, al pasar por determinados lugares de la Alameda.

La persona que transita lleva en su espalda una mochila que contiene: un GPS, un computador portátil, un Palm y audífonos; equipos tecnológicos que permiten el reconocimiento univoco del espacio y, consecuentemente, la difusión de contenidos relacionados a aquellos espacios. Por lo tanto, hay una fusión de memorias requeridas que permiten que la Alameda , principal lugar interactivo de la ciudad, se relacione por trayectos a los contenidos que el alamedanauta
trae consigo.

El proyecto MHA, como su nombre lo indica, implica una reflexión sobre la memoria, y para ser una memoria realmente colectiva necesita ser expandida a todos. No hay, entonces, distinción entre memoria institucional y memoria popular… todo se mezcla en un flujo único, sin instalar una diferenciación cualitativa (o sea una memoria "elevada" y una "baja", ya que no podemos decidir lo que es "elevado" o "bajo").

¿Cómo opera su interfaz funcional?
MHA utiliza una plataforma llamada Cultural Luggage. El reconocimiento de información “al paso” se logra mediante la utilización de GPS, que detecta nuestra posición, en la Alameda en este caso, conectado a un ordenador que verifica en su disco duro si hay un contenido para cargar en el sitio determinado. A su vez, este último, transmite una señal al Palm que permite al transeúnte visualizar o/y escuchar los contenidos del lugar en el que se encuentra y que, por lo tanto, ha sido identificado.

De este modo, mediante los dispositivos utilizados, MHA busca evidenciar que una misma tecnología puede desarrollarse de distintas maneras dependiendo de los sujetos de interacción; ya que, por ejemplo, el GPS fue creado con objetivos bélicos, para poder describir la superficie del globo terrestre con informaciones univocas, con un resultado muy importante en el periodo de la Guerra Fría. Más tarde, la difusión comercial del GPS transformó esta herramienta en algo que permite saber siempre dónde nos encontramos y, en consecuencia, saber cuál es la mejor dirección para ir de un punto A a un punto B, acelerando, de algún modo, el proceso de alienación urbana de los individuos.

¿En qué estado se encuentra?
El proyecto se encuentra en desarrollo después de la primera fase de julio 2005, que constó con una presentación en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) y una demostración pública en la Alameda.

Nuestra intención es realizar una convocatoria mediante un concurso que permita en verdad construir una memoria colectiva de la Alameda. Para ello, necesitamos un equipo de difusión, para invitar a las personas que sean partícipes de esto, añadiendo sus propias memorias, aun si no es digital, ya que tomamos en cuenta también memorias analógicas, que se desintegren con el tiempo y la vida de los individuos.

La propuesta de realizar esta gran convocatoria es, justamente, porque no podemos concentrarnos solamente sobre los materiales de archivos o digitalizados, que sería lo mismo que instalar una diferenciación cualitativa entre memorias, como señalamos, sino que necesitamos recoger todo lo que podemos, ya que la memoria es democrática y se compone de miles y miles de cuentos.

¿Cómo se seguirá desarrollando?
Como mencionamos, el proyecto fue estrenado como un prototipo y las posibilidades de ser desarrollado. Para ello contaría, como primera fase, con una convocatoria pública para añadir material según distintas categorías, que permitan diferenciar los contenidos, siempre vinculados a la Alameda , mientras que el formato base seguiría siendo el mismo.

Ya contamos con un esquema para llevar a cabo este concurso y con una amplia lista de “memorias” que se puedan cargar. Sólo nos falta el apoyo financiero que permita concretarlo, ya que no sólo implica un gran trabajo mediático, para que la convocatoria llegue a todos los que quieran participar, sino que, además, tenemos que contar con equipos para la edición y uno o varios lugares accesibles para la recepción del material.

El proyecto MHA, no sólo se focaliza sobre la promoción de la iniciativa, sino que quiere actuar como generador de grupos autónomos de trabajo, a través de la creación de talleres pensados para enseñar procedimientos básicos de montaje audiovisual a todas las personas que, interesadas en el concurso, no tengan instrumentos y nociones en materia digital.

Por otro lado estamos buscando posibilidades para desarrollar un proyecto vinculado a Villa Grimaldi. Este trabajo está fundado sobre la comprensión teórica de la vida actual de la sociedad chilena, para ello se utiliza el concepto de "Selectividad Forzosa" del sociólogo Niklas Luhmann, estableciéndose un componente de materialidad cibernética de la memoria virtual, éste componente consiste en el cálculo actual de la posibilidad de desaparición de seres humanos en la sociedad. Sabido es que Luhmann expulsa de su trabajo teórico la categoría de “hombre”. Es a propósito de Villa Grimaldi, recinto de tortura y desaparición política en otros años, que se involucra, en la actualidad, un cálculo de combinatorias de actividad social.

Cada participante, personas habituales que transiten por el centro de Santiago, se encontrará frente a una instalación que será capaz de revelarle su cálculo individual de desaparición social, ligándolo a las características de las 400 personas que estuvieron en ese recinto y a las cuales se les violaron sus derechos humanos.

Este proyecto se sitúa en la misma dirección estética y artística de MHA: organizar aperturas para re-tomar conciencia de un espacio, de un lugar en particular, y de poner en movimiento, a través de los cuerpos mismos de las personas, los hechos que ellos quieren olvidar.

Villa Grimaldi es un proyecto que pretende causar interferencia cultural en una sociedad que vive un eterno presente, que tiene miedo de tomar conciencia de lo que es su historia.

¿Quiénes participan?
TODOS. Siendo una obra abierta a la participación colectiva, la Memoria Histórica de la Alameda , necesita una ampliación de la base de datos de memorias particulares y tiene como fin último la construcción de un trabajo polifónico y público , hecho por y para los ciudadanos, con los cuales es pensada la obra “Memoria Histórica de la Alameda ”.

Aunque el proyecto se generó como prototipo en el Taller de Estética y Tecnología Suave realizado en el marco del Doctorado en Filosofía con mención en Estética y Teoría del Arte de la Universidad de Chile, siempre se ha seguido desarrollando por un grupo de trabajo que pretende que sea una obra coherente, tanto con la necesidad de acción y de intervención urbana como con la interpretación del concepto de memoria, intentando llegar a una condición colectiva y material de la facultad de recordar, sin entregar una solución definitoria, y por lo tanto, planteando el proyecto siempre como una obra abierta y en constante mutación….

Por lo anterior, MHA es un trabajo que cuestiona el destino de la obra, la autoría, e intenta subvertir, de algún modo, el sentido y develar las estrategias de control y operacionalización de las tecnologías, mediante la utilización de la misma red de señales que ocupa, estratégicamente, la administración de monitoreo establecida.