Entrevista a Diego Mometti, miembro de Netzfunk, profesor e
historiador del arte

Por Jorge Hernández

¿Cómo surgió este viaje a Chile?
El contacto fue gracias a uno de los estudiantes del doctorado en Arte de la Universidad de Chile a quien conocí en Barcelona en 2001. Él participó haciendo una performance colectiva, abierta a la ciudadanía. Allí nos dimos cuenta que estábamos interesados en el tema de tomar la ciudad como lugar de intervención. Después se comunicó conmigo diciéndome que existía la posibilidad de participar en el doctorado que está coordinando con Pablo Oyarzún en la Universidad de Chile, para hacer algo con la derivas.

¿Deriva en Santiago?
Sí, se trata básicamente de vendar a las personas y ponerle audífonos con música de ruido de ciudad y así perderlas en el espacio, acompañados de un lazarillo. Luego, te dejan solo y te sacan la venda después de una hora, más o menos, de viaje, sin saber dónde estás. Y bueno, fue bastante fuerte presentarlo aquí porque esta era una táctica de la DINA para hacer desaparecer gente.

También articulamos otro trabajo, Santiagorama , que es una plataforma, un software que desarrolló David Boardman. Se trata de cargar contenidos multimediales en un mapa de Santiago. Y después fuimos invitados a Valparaíso a hacer un Valporama , que aún está pendiente.

La idea era empezar una creación entre tecnología y ciudad, muy elemental. Usando un mapa, unos audífonos, zapatos para caminar e Internet. Todo esto con un trasfondo conceptual que indaga en la relación entre ciudadano y ciudad y la posibilidad de interpretarla de manera simbólica, creativa, crítica y antropológica. También, en la relación entre individuo, ciudad y poder, donde la política no es un asunto de partidos sino que un tema de control social, como el satélite y sistema GPS que es efectivamente el panóptico contemporáneo.

El GPS como panóptico contemporáneo, el que ve sin ser visto ...
Ve sin ser visto, y además es difícil de localizar. En el panóptico clásico la guardia si bien no es visible, es localizable. En el panóptico actual nunca sabes quién y desde dónde te están mirando. Entonces, nos preguntamos cómo re-utilizar una tecnología que surgió para el control militar.

Me recuerdas Google Earth, que es útil pero también abismante.
Igual que Internet. Cómo utilizarla de una forma que contrapese esta política de control y no prive la posibilidad de consciencia, por ejemplo, de la ciudad. El GPS, después de todo, es una tecnología satelital que nos ayuda a trasladarnos en un “espacio que juega contra la persona que tiene que cruzarlo”.

Controla a través del miedo, el medio a perderse.
Sí, el medio a perderse, opera por salvar a la persona de ese miedo. También le cambia el sentido al desplazamiento de la persona, le transfiere un valor de ahorro de tiempo, un valor capitalista. Nuestro interés es utilizar la misma tecnología, pero para cosas que sirvan a nivel cultural e histórico. En el caso de los vehículos con GPS tú vives una ciudad disminuida, percibes simplemente el recorrido que debes hacer, sales de casa y tienes que llegar a la oficina y no percibes lo que hay entre esos dos puntos. En nuestro caso, se trata de una realidad aumentada, porque cualquier punto que encuentras no es simplemente lo que ves, tienes que conjugarlo con lo que estás escuchando.

¿Cómo ha sido la recepción en Chile de estas experiencias?
Yo creo que de gran interés. Nosotros vinimos acá simplemente con la idea de llevar algunos medios de trabajo, los equipos, pero sin tener claro lo qué iba a salir. Creo que hemos logrado un trabajo colectivo de verdad, donde se han diluido los papeles de profesor y estudiantes en un esquema colaborativo. Hay gente muy interesada en el trabajo de colectivos donde se pierde la figura del autor y de la obra misma como de exposición.

¿ Memoria Histórica de la Alameda tiene derechos de autor?
La hemos licenciado bajo la figura creative commons que permite que cualquier persona pueda utilizar, cambiar y modificar contenidos, pero no puede usarla de forma comercial. También existe la obligación de licenciar la modificación bajo la misma figura, autogenerándose un proceso continuo de mejora de libre acceso. Queremos seguir trabajando así y abrirnos a toda la gente.