por Jorge Hernández Cerda
Fui invitado a la Radio Valentín Letelier, al programa La Media Vitrina, conducido por la periodista Montserrat Madariaga. Se me propuso sugerir un tema de conversación y no dudé en escoger el siguiente: el estilo de protesta creativa que ha caracterizado al movimiento estudiantil de 2011.
Sucede que, en comparación con los movimientos sociales de otras décadas, este se caracteriza por un sello cultural particular y una capacidad de organización a través de las redes electrónicas. ¿Imaginan las manifestaciones contra la dictadura militar a través de coreografías de los Bee gees o Abba? Impensable. El contraste es, sin duda, radical. El Thriller por la Educación Chilena es un hecho inédito que se inscribe dentro de lo que podríamos llamar un nuevo fenómeno socio-tecnológico pop. Y muestras como esta continúan día a día sorprendiendo a las audiencias de los noticiarios y a un reactivo sistema de medios que de a poco comienza a asimilar el tema.
Ya en 2002 el mítico Howard Rheingold anunciaba un inédito concepto socio-político para referirse a la rápida, viral y extensiva organización de las masas empoderadas con la tecnología, este es el de Smart Mobs o «Multitudes Inteligentes». Luego de recorrer el mundo, Rheingold, al igual que Castells, observó en terreno los cambios de la sociedad global en las grandes urbes del mundo, haciendo notar cómo las innovaciones tecnológicas estarían configurando renovados e innovadores correlatos culturales que ya no tendrían una relación exclusiva con las pantallas, si no que estarían provocando cambios reales en la vida de las personas.
En Chile, fueron los Pingüinos en 2006 quienes estrenaron un nuevo estilo de organización ciudadana haciendo uso de la red y los medios móviles para coordinarse y difundir sus convocatorias. El movimiento se desinfló, pero quedó el antecedente. Más tarde, y en el contexto del primer gobierno de derecha luego de 20 años de Concertación, vinieron sucesivos smart mobs, primero contra la termoeléctrica de Barrancones y luego contra la construcción de la mega-represa Hidroaysén.
Hoy, estamos siendo espectadores del movimiento estudiantil por una Reforma Educacional, que no sólo representa un malestar general con el estado de la Educación en Chile, sino que también articula una serie de demandas reunidas en una sola pregunta: qué futuro construimos para Chile. Todo esto, a través de voces que provienen de una nueva cultura, cercana a la Aldea Global Digital, tanto en la forma como en el fondo.
Porque no sólo vemos nuevas formas de organización, articulación, convocatoria y formación de opinión en línea para su desarrollo, sino que también vemos contenidos de una desafiante lectura: los jóvenes invocan a Michael Jackson, Dragon Ball Z y una serie de íconos pop para sus objetivos. El puño alzado, el mural Ramona Parra y los mensajes Chacón pasan a ser un recurso más de una galería mediática que hoy parece no tener límites. En este contexto, cuesta fijar en imágenes una ideología al estilo de la Guerra Fría.
La política más joven es la de los nativos digitales y son ellos quienes darán la pauta semiótica de la cultura de la auto-comunicación de masas. La Web Social, finalmente, no podía servir sólo para el consumo y la entretención, en la soledad del teclado y la inerte pantalla de silicona. La sociedad se estaría «saliendo de la pantalla» y la podemos ver en la calle en forma de zombies, guerreros marciales sobrenaturales y personajes de cine. Todo un carnaval socio-tecnológico pop.
De esto conversamos en el siguiente podcast de casi 20 minutos:
Está buenísimo.
Dice tu postura, y de manera seria.