Chile, un pais atendido por sus propios dueños.

Desde la llegada del señor Sebastián Piñera a la presidencia del país, hace mas o menos quince meses, una de las preguntas qué muchos ciudadanos nos hacemos es “ Y ahora…¿Quién podrá informarnos?. Lo anterior, se encuentra directamente conectado con la gran variedad de “conflictos de interés” que el actual presidente de Chile y su gabinete tienen en las diferentes áreas de inversión económica del país, tales como los medios de comunicación, la minería, el sector forestal, energía, etc. En el presente post me enfocaré principalmente en el caso de reconocimiento étnico en Chile y de manera particular, en el conflicto entablado entre el Estado de Chile y el pueblo Mapuche en la actualidad.


Tal como plantea Maxwell McCombs, los medios de comunicación influyen de manera directa en aquello sobre lo que los individuos pensamos, hablamos y debatimos. De esta manera, los mass media “[…] no sólo determinan en gran manera nuestra concienciación sobre el mundo en general por medio de su entrega de elementos primordiales para la elaborar nuestras propias imágenes del mundo sino que también influyen sobre la prominencia de los elementos de esa imagen” (McCombs, 1996; 17).
De acuerdo a lo planteado por el autor surgen dos interrogantes:
– En chile, ¿Quiénes deciden las temáticas que se publican y/o las que se omiten en los medios de comunicación?
– Los conflictos de interés del actual gobierno, las intenciones políticas, las relaciones de amistad y los intereses familiares ¿determinan la agenda pública del país?
Para responder a las dudas anteriores es importante recalcar que, tal como plantea McCombs, en el establecimiento de la agenda setting existen las “fuerzas de […] influencias personales internas”, que determinarían las historias que conformarían los encabezados de la prensa y los noticieros. Dicha selección sería entonces el resultado de un gran entramado de flujos de “influencias”, entre los cuales, en el caso de Chile, el poder del gobierno y de las élites tanto económicas como políticas tiene un fuerte dominio.
Particularmente, en lo que atañe al conflicto étnico en Chile y a su casi nula difusión en los medios de comunicación podemos apelar de manera directa a la fuerza de las influencias que detentan tanto el poder político como económico de nuestro país, ya que como es sabido la primera legislación existente y ratificada por el congreso data del año 1993 (Ley Indígena Nº 19.253), y que de ahí en adelante los diversos convenios internacionales contraídos por el país -la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (2006) y la ratificación del Convenio 169 de la OIT en marzo del 2008- y las diversas propuestas legislativas generadas por los gobiernos tanto de Lagos (Verdad Histórica y Nuevo trato) como de Bachelet (Proyecto Reconocer), no han logrado pasar el debate legislativo.


En la actualidad es posible apreciar que en el desarrollo del presente gobierno, los medios de comunicación han hecho caso omiso de problemáticas tan relevantes como los 80 días que hoy se cumplen de la huelga de hambre de 4 comuneros mapuche en la cárcel de Angol, pero en cambio si se ha hablado de la “consulta indígena” llevada a cabo por la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena – CONADI-, en algunas comunidades del sur de Chile en el marco del Proyecto Araucanía. Por lo tanto, sería correcto afirmar que existe una clara correlación entre lo que el gobierno y la clase política debaten y los enunciados que se publican en los medios masivos de comunicación, dicho correlato se puede apreciar también, en la transmisión de temáticas que los medios generan -por medio del establecimiento de la agenda setting- de aquello que hablamos los chilenos.
Una fiel representación sobre lo anterior, son los resultados presentados por la encuesta Adimark del mes de Mayo, donde se aprecia de manera clara la omisión del tema indígena en cuanto a ser uno de los temas que la ciudadanía debiese evaluar sobre el gobierno. Pese a dicha omisión, es importante destacar que elementos tan debatidos mediáticamente como HidroAysen y las Marchas Estudiantiles, son componentes que afectan de manera directa la aprobación tanto del gobierno, como del presidente y de los miembros de su gabinete.

De acuerdo a lo anterior, es posible responder a las preguntas planteadas de la siguiente manera:
En primer lugar, al parecer en Chile las temáticas que han de ser publicadas y difundidas por los medios de comunicación serán decididas por quienes detentan no sólo el poder económico sino también, el poder político del país. Ya que como ha ocurrido a lo largo de la historia independiente de nuestra nación, quienes detentan el poder político son los mismos o casi los mismos que quienes detentan el poder económico de nuestro mercado.
En segundo lugar, las decisiones tomadas por el gobierno y las dos cámaras del congreso, se encuentran directa o fuertemente ligadas a conflictos de interés, y por lo tanto, la intensidad, la frecuencia y por sobre todo, la forma en que dichas “historias” sean publicadas en los medios, estará directamente ligada a los intereses primordiales de las minorías selectas de nuestro país y a lo que éstas deseen que la ciudadanía comente.
Lo anterior, se traducirá -como lo plantea Elizabethh Noelle-Neumann en su texto “La espiral del Silencio”-, en la influencia que los medios de comunicación generan en el debate nacional tanto de manera privada como publica, determinando aquello de lo que los individuos hablan, como si lo expuesto en los medios fuesen “nuestra” visión del mundo, “Esto sugiere el hecho de que algún tipo de adhesión a la opinión pública crea las condiciones que impulsan a obrar a los individuos, incluso contra su voluntad” (Noelle-Neumann, 1982; 87).
En conclusión, los medios de comunicación masiva son instrumentalizados por la clase política con la finalidad de otorgar temáticas que serán desarrolladas por la opinión pública, de esta manera, tanto aquello que se dice como lo que se invisibiliza queda en manos de unos pocos que detentan el poder. Por otro lado, y respondiendo a la pregunta: “Y ahora…¿Quién podrá informarnos?” la respuesta es clara: la decisión sobre de qué informarnos y de qué manera, sólo depende de cada uno de nosotros, de nuestros intereses y de los medios con lo que contemos para lograr dicho fin.

Bibliografía :
– Mc Combs (1996) “Influencias de las noticias sobre nuestras imágenes del mundo”, en los Efectos de los Medios de Comunicación (investigaciones y Teoría). Piados, Bryant y Zillman (editores).
– Noelle-Neumann, Elisabeth (1982) “La Espiral del Silencio. Opinión Pública: Nuestra Piel Social”. Paidós, Barcelona.

Este artículo fue escrito en Espiral del Silencio, Mass Media, Medios, Política, Prensa, Radio, Televisión. Enlace Permanente.

2 Respuestas a Chile, un pais atendido por sus propios dueños.

  1. andrea.verdugo dijo:

    Que buen post
    Creo que es importante lo que planteas sobre el conflicto mapuche, debido a la poca difusion de los medios sobre este tema tan relevante. Sin embargo tambièn me parece muy importante hacer un incapie en como las redes sociales han sido las encargadas de dar a conocer este conflicto y como de esta misma forma es este el medio el cual logra informarnos. Aunque esta forma de informaciòn este tomando cada vez mas fuerza, creo que es necesario que los medios masivos màs recurridos como la televisiòn y los diarios se hagan cargo de dar a conocer este tipo de acontecimientos. Puesto que estos medios abarcan un mayor segmento de la poblaciòn que esta desinformado aun, que no se informa debido a que las autoridades de gobierno no le otorgan una importancia en su propia agenda.
    Es de esperar que con el paso del tiempo el gobierno procure abarcar en su totalidad las àreas de informaciòn y que a su vez no sean los grandes determinantes de lo que se tienes que pensar.

  2. En el caso del movimiento mapuche, las nuevas tecnologías de la información se han convertido en una plataforma informática que les ha permitido generar espacios de debate, conocimiento y también, de masificación de sus demandas. Los elementos que permiten que esto suceda al interior de las nuevas tecnologías y no en los medios masivos de comunicación, tiene que ver con el poder y las capacidad de intervención que posee el Estado y los grandes empresarios. En el caso de las nuevas tecnologías, éstas aun funcionan como un espacio “libre” donde podemos expresarnos de la manera que cada persona, colectivo, institución, etc. estime correcta , lo que permite y potencia la creación, surgimiento y expansión de nuevos movimientos de carácter social.

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