Paris, je t’aime

En Paris, je t’aime se mezclan flechazos de amor con historias de parejas gastadas por el nihilismo europeo o inmigrantes con destinos fatales.

Juntar 18 historias en una película de una hora y media puede ser una fórmula riesgosa en cuanto a solidez dramática se refiere, especialmente en los tiempos de hoy, en los que el público no tiene por qué sentirse obligado a ver un conjunto de cortos de una sola vez si podría hacerlo en trozos en cualquiera de los dispositivos tecnológicos actuales. Cuando me decidí a ver Paris, je t’aime, «historias de amor desde la ciudad más romántica del mundo», tenía ciertos prejuicios heredados de la sensación que me dejó Coffee and Cigarrettes, de Jim Jarmusch, que, aunque cool, me terminó aburriendo. Esto, porque finalmente, es un tipo de cine que entra por la ventana a la pantalla: muchas historias buenas no serán jamás superiores a una sola gran trama.

Sin embargo, debo decir que Paris, je t’aime me gustó justamente por cuidar bien el hilo conductor entre los nanometrajes, aún cuando armar la correcta secuencia puede haber tenido más la mano de un productor que la de un director. Personajes variados, distintos conceptos de lo que es amor, distintas Paris, distintas texturas, horas del día, etc., todas conectadas con una ciudad que se presenta tal cual es, y sin los clichés ligados a ella históricamente. En Paris, je t’aime se mezclan flechazos de amor con historias de parejas gastadas por el nihilismo europeo o inmigrantes con destinos fatales.

Finalmente, para quienes conocen París, se encontrarán con diversos rincones que devuelven las ganas de visitar la ciudad y encontrar los espacios que por tiempo, estrés de viajero o desinformación no fue posible registrar.

Nota: tuve que verla en el Parque Arauco en la noche, y sólo quedaba en la sala Showcase De Luxe a $4.200, con «asientos numerados». Nadie me iluminó los pies cuando entré a la sala, terminé sentándome en cualquier asiento, que a pesar de ser cuero, no compensó el hecho que a la mitad de la película comenzaron a parpadear las luces de la salida de emergencia sin razón alguna. Señores gerentes comerciales, por favor, ¡no nos engañen con servicios que no funcionan!

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