Montaje «Los Payasos de la Esperanza» llega a Antofagasta en Enero de 2010

martes, 1 diciembre, 2009 | Por | Tema: Teatro

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Se trata de un imperdible del teatro nacional a cargo del director Mauricio Pesutic, que se presentará gratuitamente en Antofagasta en el marco del Festival Internacional de Teatro Santiago a Mil Bicentenario, que tendrá lugar entre el 3 y el 24 de enero de 2010.

La minería ha decidido sumarse por doceavo año consecutivo a la promoción de las artes escénicas de vanguardia. Y esta vez lo hará con uno de los grandes clásicos del siglo XX, “Los payasos de la esperanza”, escrita por Raúl Osorio y Mauricio Pesutic en 1977, y protagonizada -en ese entonces- por Rodolfo Bravo, Mauricio Pesutic y Roberto Poblete.

El montaje se presentará gratuitamente en Antofagasta en enero de 2010, en el marco del Festival internacional de Teatro Santiago a Mil -que se hace posible gracias al apoyo de Minera Escondida (operada por BHP Billiton)- y que abrirá las celebraciones del Bicentenario de la República.

Santiago a Mil ha decidido programar su XVII versión a Chile, como país invitado de honor y el sello será recuperar, para las actuales y futuras generaciones, la memoria del teatro chileno que ha dejado huella, y regalarle a los antofagastinos un espectáculo que les devuelva, como un espejo, su mirada de Chile.

«Llevamos doce años promoviendo las artes escénicas entre los chilenos, a través del Festival Internacional de Teatro Santiago a Mil, y hoy podemos decir que esto nos ha permitido acercar la minería a la gente. La presentación de Los payasos de la esperanza en la ciudad de Antofagasta, es una señal potente de que no sólo Santiago es Chile. Es en el norte donde se sitúan nuestras operaciones mineras y donde viven las personas que aportan diariamente con su trabajo a la riqueza del país, y es ahí también donde queremos que se establezca y profundice este diálogo entre minería y cultura», señala Mauro Valdés, Vicepresidente de Asuntos Corporativos de BHP Billiton (operador de Minera Escondida).

En 2008, el logo de Minera Escondida apareció en más de 15 iniciativas culturales. Entre ellas destacan, por su impacto social, el Festival Internacional Santiago a Mil, el Museo Chileno de Arte Precolombino y el Concurso Santiago en 100 Palabras, lo que habla de la apuesta que esta compañía ha ejercido en el campo de la Responsabilidad Social en Cultura. “Estamos convencidos que apoyar el desarrollo cultural no es un gasto sino una inversión, una inversión a mediano y largo plazo en capital social”, enfatiza Mauro Valdés.

Una compañía de la magnitud de Escondida muestra interés en algo que se aleja del inmediato negocio extractivo, visualizando el quehacer minero como un todo, con alcances que implican pensar- y repensar- el presente y el futuro de la sociedad. “Nos interesa aportar al desarrollo cultural en serio; el que deja huella, el que genera patrimonio, el que detona reflexión y aprendizaje, el que genera capital social, el que es inclusivo de la diversidad que somos”, concluye.

La programación de Santiago a Mil 2010 contempla un listado de diecinueve obras representativas del teatro chileno, que incluye creaciones del siglo XIX y XX, entre las que destacan “Tres Marías y una Rosa”, de David Benavente, “La Negra Ester”, de Roberto Parra, “Cinema Utoppia”, de Ramón Griffero, y “Hechos consumados”, de Juan Radrigán.

LOS PAYASOS NO PIERDEN LAS ESPERANZAS

Cuando aún era estudiante, Mauricio Pesutic trabajaba en la Vicaría de la Solidaridad, donde había un taller de payasos cesantes a quienes asesoraba en las rutinas, material que sirvió de base para escribir “Los payasos de la esperanza”.

Convertido en un clásico del teatro local, se presentaba indistintamente en teatros, gimnasios, iglesias, estadios y organizaciones vecinales, tanto en Chile como en el extranjero (fue vista por el público de quince países).

En la obra vemos a dos payasos que, antes de buscar trabajos alternativos y mejor remunerados, prefieren matar sus horas de cesantía enseñando a un aprendiz el oficio de la risa.

Acompañados sólo por la imagen de un Cristo a tamaño natural, dos payasos instalados en un reducto sindical aguardan que se concrete alguna oferta de trabajo. Sin embargo, el mayor valor de esta obra radica en la capacidad de sus propulsores de ligar una temática candente a una forma poética de mostrarla, en la que -mediante actuaciones inolvidables, como la del fallecido Rodolfo Bravo- lo trágico se devela empleando un tipo entrañable de humor, muy identificable en nuestra tradición popular.

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