Rumpy se dirige al país

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Más que un locutor entre «ondero» y «flaite», creo que el Rumpy es un psicólogo autodidacta en un país que poco a poco deja de ser doble estándar para ser directamente abierto en los temas sexuales. En Chile ha habido un cierto destape en los últimos años, un relajo de la líbido como parte de nuestra «evolución hacia el desarrollo».

A este país acelerado y hormonal se dirige el Rumpy, curandero mediático que con voz chillona le baja el perfil a los desastres emocionales de los participantes de su programa. El Rumpy es querido porque escucha, y no da sermones sino que se remite a comentar en jerga popular las historias que le llegan, para terminar con un «temita» que corona el desenlace dramático de los condoros de los compatriotas en aprietos.

Las tres historias de Radio Corazón van más allá que El Chacotero Sentimental o películas como Sexo con Amor. Son más contemporáneas, y por tanto, más decadentes. O visto de otro modo, son relatos que se deslizan en la ya debilitada línea entre la sorpresa y la indiferencia de las audiencias de hoy. Hacen reír, sin duda. Pero es una risa que combina humor y nerviosismo.

Entre la colegiala que quiere perder la virginidad con su padrastro, la madre lesbiana que le quita la novia a su hijo y la nana que satisface las pulsiones naturales de su patrón alentada por su patrona, uno queda con la sensación de que hoy todo vale.

Es recomendable ver esta película en el cine y apreciar cómo se acomodan estos cuadros aparentemente patéticos en el nuevo mosaico moral chileno.

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