El frío que está haciendo en Santiago me descoloca, ¿el problema no era acaso el calentamiento global? Me llamó la atención un nickname de MSN que decía en vez de calentamiento, “congelamiento global”. Lo primero que pienso es que se trata de una mecánica compensatoria de la Tierra: frente a los calores de ciertas zonas del planeta, Gaia reacciona disminuyendo la temperatura en otras. Lo que vemos y sentimos es la expresión de su sistema inmunológico. ¿Nieve en Buenos Aires? Insólito hecho en casi un siglo, todo esto no tiene muy buena cara.
No pretendo ser científico aquí, sólo es una reflexión personal-metafórica de estas cosas apoyada por la información disponible en el mainstream. De lo que he podido leer en los diarios, en revistas. De lo que aprendí con la didáctica película “Una verdad incómoda”, la clase de Al Gore de calentamiento global, que me llamó la atención no sólo por la capacidad de los norteamericanos de hacer campaña a lo “buena onda” de un tema serio, sino también, por el despliegue visual de la presentación del político.
Es evidente que se viene un cambio grande. Ya lo vemos en la crisis energética. Vemos, por un lado, la insostenibilidad de seguir con el mismo modelo industrial a escala global, es decir, la urgente necesidad de disminuir la dilapidación de insumos naturales, y por otro, la necesidad de encontrar nuevas fuentes de energía. La ecuación no es nada sencilla y hay temas político-milenaristas de por medio que prefiero dejarlos en manos de los seguidores de H.G.Wells.
El cambio grande, independientemente de la forma que tenga, significará cambios en los modos de vida social. Tendremos, o nuestros nietos tendrán, que aprender a vivir de una manera distinta. Con menos afuera, con más adentro. Trabajando colaborativamente, como colectivos. En fin, alguna lección tendremos que sacar de los extremos y anómalos fríos y calores que tenemos que soportar.