¿Queremos matar la creatividad?

Este mes las populares parodias del film La Caída  fueron retiradas de youtube, una noticia que golpeo a los usuarios y reactivó una discusión ya clásica sobre el copyright y fair use, es decir, con respecto al uso y modificación del material ajeno en la web.

Los  títulos como Hitler se entera que murió Elisa o del terremoto en Chile causaron sensación, sin embargo no les hicieron gracia a los productores de la cinta ni a la comunidad judía. La productora del film manifestó que no estaba de acuerdo con ciertos usos dados a su creación y pese a no cuestionar las parodias admitieron que dada la dificultad para distinguir entre sátiras y excesos optaron por solicitar el retiro de los videos. Todo mientras en la otra vereda, el director de La Caída en entrevista al New York Times manifestaba su sagrado y sorpresa por el nuevo uso del material.

Lo anterior es una muestra de la ardiente guerra entre quienes desean proteger enteramente sus productos frente a los que alegan por el libre uso o circulación de estos. Para Lawrence Lessig fundador de Creative Commons, sitio que permite a autores subir sus obras y facilitar que otros las utilicen previa advertencia sobre si pueden o no ser modificadas, dichas medidas son inadecuadas y no hacen más que limitar la producción y creación. En conversación con el diario El País, éste alegó que “es una tragedia que hayamos creado un régimen que concibe la creatividad de millones como ilegal”, pues las actuales reglas hacen que incluso niños sean delincuentes cuando utilizan imágenes de la web para sus trabajos escolares. Esta dura realidad no significa que  Lessing esté en contra del copyright, sino que él considera que son los creadores quienes deben tener control sobre sus obras y decidir si otros las utilizan o modifican creando algo nuevo.

Luego de plantear el fair use como una medida que incentiva la creatividad y permite el desarrollo de nuevos vídeos y plataformas, hay que preguntarse sobre la validez en la que se sustentan los códigos de derecho de autor en el mundo 2.0, y pensar si realmente existe algo que pueda ser enteramente original.  De esta  manera, volviendo a lo sucedido con La Caída y  los atractivos vídeos elaborados por anónimos basta inquirir si está medida protege  o debilita al medio, especialmente si somos escrupulosos y esclarecemos que el film tampoco es  totalmente homónimo pues se encuentra basado en diversas fuentes bibliográficas e historiográficas.

Dado esto, finalmente el debate sobre la utilización y modificación de material en la web queda abierto, pero sin duda  sus conclusiones estarán marcadas por una pugna entre ingeniosos usuarios y egoístas proveedores.

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4 Responses to ¿Queremos matar la creatividad?

  1. oscar.molina says:

    Como en la vida, también en la web hay que ser tolerante. Finalmente, el autor tiene cierto poder sobre su obra (independiente del poder del que la admira) ¿Crees que el autor no puede poner limites a su creación y debe entregárselo al público?

  2. constanza.farias says:

    Yo creo en el respeto hacia la creación pero no en la limitación de la obra. Según lo que he leído de estética la obra de arte sólo es privada en el momento de su creación, es decir cuando aún la persona que la realiza tiene dominio sobre ella, no obstante una vez elaborada ésta pertenece al mundo. Dado esto, pienso que uno tiene que respetar y admirar lo ya hecho sin embargo muchas veces esos objetos inspiran a otros a elaborar nuevas atracciones. Esto no quiere decir destruir lo hecho, eso sería horrible, pero sí tiene relación con absorber algo que ya existe y colocarle algo propio para crear una cosa nueva. Claro está que si alguien no esta de acuerdo y tiene excesivo recelo es aceptable también, en este sentido el derecho de autor como el arte son subjetivos y difícil de delimitar en reglas.

  3. Creo que al momento de hacer algo público, y sobre todo en la plataforma de Internet es muy posible que alguien lo utilice, por lo que creo que es responsabilidad de quien accede a estos medios de hacerse cargo si es que otros utilizan el material, ya que por algo es público. Claramente coincido de que no se trata de adueñarse de lo ajeno o de destruirlo.
    Para poner un ejemplo, cuántas fotos circulan en Internet… miles de millones y si estas están publicadas en blog o páginas en las cuales cualquiera puede tener acceso, claramente se está arriesgando a que pueda ser utilizada por otro y uno nunca se enteró, pero ese es el riesgo que corren.
    En una de esas deberían implementar un sistema que no permita copiar las imágenes, ni nada que el autor no quiera q se utilice sin su consentimiento

  4. marisel.muoz says:

    Creo que los autores tienen derecho a limitar sus obras porque ellos son los que las crearon. Remontémonos a la Ilustración, a la era de la razón del siglo XVII y XVIII. Los descubrimientos que se lograron gracias al boom de la observación de la naturaleza y la aparición de genios como Voltaire, Kant y Newton hicieron que comenzaran a producirse un gran volumen de obras científicas, filosóficas, literarias, entre otras. Cuando los libros comenzaron a estar disponibles para la sociedad hubo una preocupación de parte de los intelectuales por proteger su trabajo, ya que apareció el plagio (sí, existe desde esa época). La primera ley de derecho nace en 1709 y provocó que los autores fuesen reconocidos y pudiesen ser recompensados por su trabajo, porque éste se encontraba registrado en las casas editoriales. Además, permitió que los editores pudiesen competir libremente entre sí (evitándose el monopolio), a través de la distribución de las obras. Entonces, ¿Qué tiene de malo que los autores pongan límite al uso de sus obras? Si bien es positivo que haya gente que se inspire en la creación del otro, tiene que haber un equilibrio, no es llegar y usar las palabras o imágenes ajenas, porque se puede estar perjudicando el objetivo y/o intención del autor respecto de su trabajo. En este caso, claramente la productora de la película La Caída no estuvo de acuerdo con el uso que se le dio a su material, lo que es totalmente legítimo.

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