El discurso tras la Historieta. Disney en los 70’s

El caritativo Pato Donald

El caritativo Pato Donald

Es  común que al relacionarnos con los medios no hagamos un real análisis de lo que estamos viendo, nos paramos frente al mundo a recibir información  y muchas veces la aceptamos sin  hacer la reflexión ¿Qué estoy mirando? ¿Que estoy leyendo? ¿Cuál es el mensaje o los mensajes implícitos? O ¿cuáles son los discursos que van asociados? Y esta irreflexión no hace más que aumentar cuando nos encontramos en el mundo de la entretención, películas, cómics  o dibujos animados.

 

“Para leer al pato Donald” (2002) -ensayo de análisis marxista- que realizan Dorfman y Mattelart en el que se decodifica el mundo oculto creado por Walt Disney  a través de sus historietas y los juegos de poder, cambios de roles, seducción, género y  dominación, donde la mágia esta en crear un mundo normalizado, cotidiano y natural. Con personajes que parecen comunes, familiares, inocentes e infantiles pero que se ven desposeídos de toda posibilidad de realidad. A través de estos los niños se identifican y proyectan ya que se sienten seguros y confiados de este mundo donde creen tener plena libertad de acción, donde no hay padres ni aparente autoridad. Pero donde “el lenguaje de historieta infantil no sería sino una forma de la manipulación” (Dorfman y Mattelart, 1972: p42).

 

El uso de la naturaleza como mascara de este mundo sin amor, ya que cada actor tiene claros sus interéses y cada mensaje un discurso claro de tras. Disneyland tiene las relaciones de poder totalmente demarcadas ya que cada personaje, o es dominante (rico, hermoso o famoso) o es dominado (p29), estando incuestionablemente a pleno servicio de los ricos y poderosos, la palabra “NO” no existe en el vocabulario de los personajes sumisos y dóciles, lo cual es usado en constantemente usado en beneficio de los que ostentan el poder. Pero claramente esto es muy bien disfrazado por los guantes de seda de Mickey, que con su astucia característica mantiene un equilibrio perfecto  disfrazado de inocencia y pulcredad.

 

La identificación de los niños con este universo provoca que ellos también deseen mantener este equilibrio y reproducir con los personajes la “dominación del adulto”, por lo que a la más mínima muestra de hierro, el  personaje será exiliado del “Maravilloso Mundo de Disney” por los mismos niños ya que estos no permitirán que los valores con los que se identifican se vean menoscabados por un personaje que demuestre su tiranía, ya que evidenciaría la situación. Por el contrario la autoridad será otorgada naturalmente a todo aquel que posea belleza, talento, fama, riqueza y por sobre todo caridad, es decir, cada buena acción de los poderosos  hacia los dominados  esta teñida de lastima y caridad que es recibida felizmente por un dominado que mendiga orgullosamente lo que le puedan dar, lo que estabiliza y normaliza la relación dominante–dominado.

 

Mattelart y Dorfman logran desentrañar mucho mas que este matíz del discurso oculto trás las historietas realizadas por Walt Disney en los 70`. Los autores nos hablan de esta dominación del dinero y del quienes lo ostentan, pero también ven cómo los personajes se ven atrapados por la cuidad y los horrores cotidianos que esta presenta y como los personajes sueñan con volver a la naturaleza. Por otro lado, deja ver el rol de la mujer como la eterna belleza sumisa a disposición de los hombres, pero por sobre todo el mensaje que debemos identificar es el poder de transmitir una visión de mundo  y no cualquier visión, si no la que expulsa de su mundo la producción de todo tipo formas (p152),  y la ausencia del sector secundario  quedando un mundo donde solo se vive para el consumo de productos prexistentes, manteniendo así una vida capitalista y burguesa y que pone en evidencia que la crisis contemporánea produce, consume y reprime para producir, consumir y reprimir mas y mejor” (Dorfman y Mattelart, 1972: p159), demostrándonos que Disneyland no es solo un producto de ocio y entretención con personajes simpáticos, naturales y comunes, si no que es un reflejo de la sociedad de producción y el sueño eterno de pertenecer y hacerse dueño de esta, adentrándose y haciéndose efectivo; colonizando a los niños, entrando en sus cabecitas y consigue que se identifiquen con él y lo defiendan  en cada una de  sus acciones, transportándolo a la cotidianidad de sus vidas, sus habitaciones, mochilas, poleras, mentes y acciones.

 

 

Citas: Dorfman, A y Mattelart, A. (1972). Para leer al Pato Donald. Comunicación de masa y colonialismo. Siglo veintiuno  editores Argentina.

 

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Una respuesta en “El discurso tras la Historieta. Disney en los 70’s

  1. «Análisis de contenido». Probablemente una de las actividades más recurrentes en la sociología de las comunicaciones. ¿Cómo hablan los medios? ¿Qué quieren decir cuando dicen lo que dicen? ¿Cómo lo dicen? ¿Qué objetivos se esconden detrás de tal o cual concepto? Son cuestiones que inevitablemente se abordan desde esta disciplina que estudiamos y este, el caso de «Para leer al Pato Donald», es probablemente uno de los más emblemáticos, en dónde se mezcla ideología y efectos mediáticos. Si trasladamos la reflexión a las comunicaciones locales y a nuestro ecosistema de medios ¿Cuál sería el resultado? ¿Qué pasaría si nos aventuráramos a crear un «Para leer a Mekano» o «Para leer a Morandé con Compañía»?

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