La televisión, un medio que perpetua la desigualdad.

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A lo largo de los últimos años, hemos visto como la tecnología va avanzando cada vez más dentro de nuestras vidas, conformando los mundos en los que nos movemos día a día. Es allí donde se concentra una desigualdad, la cual muchas veces no es percibida o hablada pero que nos afecta a todos en la cotidianidad. Hablo precisamente de aquella que se gesta en los medios de comunicación, y más puntualmente en la televisión.Partiremos con que «la difusión a gran escala de las comunicaciones de masas se interpretan generalmente como un indicador de modernización, de desarrollo social y cultural, vinculado a movimientos informativos disponibles para la libertad y equidad» (Wolf, 1994, pág. 77), pero esto no se percibe con tal claridad en la cotidianidad de los individuos, sino que más bien «los media reproducen y acentúan desigualdades sociales, son instrumentos del incremento de las diferencias, no de una atenuación de ellas, y hacen surgir nuevas formas de desigualdad y de desarrollo desigual (Gillespie y Robins, 1989, en Wolf, 1994, pág. 78).

Estas desigualdades parten de la base, que para acceder a los diversos medios de comunicación es necesario condiciones mínimas por parte de los individuos, entre estas los medios económicas para poder adquirirlos, en conjunto de un nivel de educación más elevado, con el fin de poder utilizarlos de apropiada manera. Si vamos más allá de las desigualdades más aparentes y nos enfocamos en que para adquirir un medio de comunicación, específicamente la televisión, ¿qué es lo que hoy recibimos en realidad? ¿Qué es lo que se paga mes a mes?, si pensamos que una cosa es pagar el aparato para ver programas es una cosa, pero hoy en día la tecnología ha ido más allá, hoy en día se paga por la especialización de los programas, pero como es que esto afecta directamente en como percibimos el mundo en que vivimos.
Si consideramos que «los medios informativos no sólo determinan en gran manera nuestra concienciación sobre el mundo en general por medio de su entrega de elementos primordiales para elaborar nuestras propias imágenes del mundo sino que también influyen sobre la prominencia de los elementos de esa imagen» (Mc Combs, 1996, pag. 17) , como afecta esto en aquellas personas que no tienen fácil acceso a los verdaderos medios de información y se quedan simplemente con aquellos que los canales nacionales proporcionan, que es lo que adquirimos día a día para conformar nuestras normas, valores, ideas y por sobre todo el mundo y las relaciones que vivimos en la cotidianidad.
Es allí donde las desigualdades que predominan en la sociedad se quedan ahí, es decir, el nivel educacional, de ingresos, etnia, etc., sino que ahora se ha creado con las nuevas tecnologías una nueva desigualdad, la cual se entromete no solo en la vida social de los individuos, sino que ahora también en la parte más privada de los individuos, se mete en los pensamientos, en las creencias y por sobre todo la poca información a la cual podemos acceder. Ahora simplemente se trata de un consumo cultural más el ver televisión y la calidad de los programas a los cuales se pueda adquirir.
En conclusión, si los medios de información nos otorgan imágenes de como es el mundo y como actuar en el, ¿que es lo que realmente obtenemos?, una mayor desigualdad en una nueva esfera, la esfera de la información, ya no social, sino también la que norma lo más intimo que pensar y como esto debe ser pensado, no es acaso por lo menos contradictorio, pensando en la primera cita de Wolf, donde dichos medios deberían superar las desigualdades en vez de acentuarlas.

 

citas:

Wolf. Mauro. «Los efectos sociales de los media», Paidós, Barcelona, 1994.
Mc Combs «Influencias de las noticias sobre nuestras imágenes del mundo», en los Efectos
de los Medios de Comunicación (investigaciones y Teoría). Piados, 1996 Bryant y Zillman
(editores).

 

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Una respuesta en “La televisión, un medio que perpetua la desigualdad.

  1. Es cierto. Los medios construyen realidad y, de cierta forma, quizás muy sutil, «nos dicen» cómo actuar. Pero creo que debemos ser más cautelosos, en tanto sociólogos, a la hora de «culpar» o responsabilizar a los medios de las formas en que actuamos. Sin dudas, el poder de éstos es brutal en muchos sentidos. Pero finalmente somos nosotros los responsables de cómo actuamos, de cómo construimos nuestros sistemas económicos, sociales y políticos. ¿O no? Hay que reconocer y comprender reflexivamente la participación mediática en esta construcción de la realidad, pero mirarla con recelo y perspectiva.

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