
Producción en masa de mascaras Guy Fawkes, ocupadas por el protagonista de comic y pelicula «V de Venganza»
La modernidad se nos presenta como un chiste de mal gusto, pero un chiste al fin y al cabo. Lo que leerán a continuación es una pequeña reflexión sobre una situación muy particular y que en los últimos años ha ganado un notable protagonismo: el fenómeno Anonymus. Este es importante para el análisis de la sociología de las comunicaciones ya que se origina, desarrolla, moldea y destruye únicamente desde los medios online.
En el camino, intentare relacionar este hecho con la lectura que hace Thomson a la teoría de campos de Burdieu para explicar cómo hasta el movimiento reaccionario más viralizado de internet no está exento de las paradojas modernas.
Anonymus es el sobrenombre para referirnos al fenómeno promotor de una gama extensa de acciones de ciber-activismo. Este se caracteriza por la gran cantidad de adherentes al rededor del mundo, quienes individual o colectivamente, publican cualquier tipo de información en la web (imágenes, videos, artículos, etc.) que este a favor de la libre expresión y la independencia de internet.
Podríamos resumir la lucha de Anonymus como la lucha por el poder simbólico, es decir, la “capacidad de intervenir en el transcurso de los acontecimientos, para influir en las acciones de los otros y crear acontecimientos reales, a través de los medios de producción y transmisión de las formas simbólicas” (Thomson, 1998: 34), todo esto dentro de un campo virtual, donde la libre expresión de los usuarios particulares y la censura por parte de las autoridades nacionales e internacionales, se encuentran en una guerra constante por la hegemonía. Así mismo, este movimiento lucha paralelamente en contra del propio poder político impuesto por el Estado y sus “formas simbólicas que persiguen cultivar y sostener una creencia en la legitimidad del poder político” (Thomson, 1998: 32) . No es de extrañarse que muchos de los integrantes de Anonymus estén siendo perseguidos bajo penas de cárcel por estas autoridades. En nuestro país hay casos donde el poder coercitivo del Estado, en manos de la PDI, ya ha efectuado arrestos a integrantes de grupos hackers responsables del saboteo de páginas webs de partidos políticos y empresas.
Ahora bien, se preguntaran ¿Dónde se produce concretamente la contradicción? Creo que la imagen adjunta en un principio se explica por si sola. Desde el lanzamiento de la película “V de venganza” el año 2005 (adaptación del famoso comic escrito por Alan Moore, publicado por primera vez en 1982), Anonymus se apropió de la imagen icónica de su protagonista: Vi, un combatiente por la libertad que se oculta bajo una máscara y que persigue la destrucción de un estado capitalista/fascista ubicado en Inglaterra, todo esto en un contexto futurista, ficticio.
Si bien esta situación no desmantela todo un movimiento, es interesante ver cómo surge desde los propios medios de comunicación, la apropiación simbólica de una imagen representativa. Resulta un poco difícil de creer, sabiendo la trayectoria de estos grupos, que finalmente descansen todos sus ideales en un producto hecho desde los mismos principios que combaten, desde la misma industria de los medios de comunicación. La Warner Bros Entretainment es una de las más grandes productoras de cine y televisión en los Estados Unidos. Gasta millones de dólares al año solo para satisfacer la necesidad televisiva de la población mundial, por lo que podemos inferir que es esta gran empresa quien produce mucho de los simbolismos contemporáneos, en forma, por ejemplo, de ideales, estilos de vida, estética, etc. Es quien tiene finalmente el poder económico y simbolico, poderes que el movimiento Anonymus intenta corromper.

Traducción: «Sabais que? Cada vez que alguien compra una mascara de Guy Fawkes, parte del proceso paga las licencias de Warner Brothers, un subsidiario de Time Warner, una de las corporaciones de medios mas grandes en el mundo?».
Aquí se ve como un símbolo determinado pasa a ser parte de un mercado con un target específico y cómo los medios de comunicación, principalmente internet, explotan de manera directa (marketing) e indirecta (la posibilidad de un espacio de expresión) la crítica misma, la lucha por el poder, transformándola en algo consumible, en algo cool. Pasa de ser reacción a formar parte de las lógicas propias de un poder económico, alimentando el mercado capitalista al que se oponen y alienando a estos individuos mediante la propia diferencia. ¿Acaso no es contra producente? ¿Qué es este hecho sino uno de los infinitos y pequeños detalles que forman la paradoja moderna? Como dije en un principio, la modernidad es como un chiste de mal gusto, donde nos podemos encontrar con las intenciones más honestas, pero que finalmente, de una u otra forma, terminan por adoptar algún elemento propio del sistema y los medios de comunicación de masas. Paulatinamente perdemos la confianza en la crítica y la reivindicación gracias a estos pequeños detalles que hacen de la modernidad una gran broma.
Personalmente, creo que esta reflexión sobre las paradojas e ironías de nuestra sociedad global moderna es una de las que más aparece a lo largo del curso, por cuestiones obvias. Como sociólogos estamos susceptibles a mirar con ojo crítico todos y cada uno de los procesos que esta estructura histórica trae consigo y, como bien explicas tú en tu artículo, el de la relación entre movimientos reaccionarios y lógicas neoliberales de producción y difusión es uno muy relevante. Es interesante comprender el fenómeno detrás de la mercantilización de aquellos símbolos y manifestaciones que, precisamente, se erigen y articulan en contra de la mercantilización: cómo se negocian las identidades en diálogos llenos de ironía. Seguramente volveremos sobre ello más adelante en el curso.