El individuo, su búsqueda de autonomía y los medios como herramienta de liberación

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Es difícil imaginar la existencia de medios de comunicación, tal como los conocemos, en una sociedad no capitalista. No hay duda de que el desarrollo de las tecnologías ha ido de la mano con el posicionamiento del modelo liberal. Los medios son uno más de los inventos que la modernidad produjo, aunque su nivel de impacto es superior a otros.

Existe una paradoja interna en el sistema capitalista en relación a los medios de comunicación de masas. El liberalismo busca la libertad del hombre, su desenvolvimiento personal dentro de los parámetros permitidos sin verse impedido por la acción de otros. Ubica al sujeto como un ser libre y único, pero esta cualidad se rompe al ser el sujeto parte de una sociedad de masas con características similares. Dentro del sistema actual es difícil marcar una diferencia notoria en el modo de vida que cada uno escoge. La capacidad de elección del individuo fluctúa entre márgenes establecidos con anterioridad. El individuo, por lo tanto, no es libre, y forma parte de una sociedad de masas que consume información controlada por el poder hegemónico. La sociedad de masas aleja el conocimiento de lo real para los ciudadanos, puesto que lo real es más complejo, diversificado, amplio e inaccesible. Sólo la mediación efectuada por la comunicación de masas puede acercar esa realidad a los ciudadanos. Pero en el proceso de mediación la realidad queda tergiversada, reducida a lo que la “agenda” del medio considera que es relevante. Al usar los medios como intermediarios en la mayor parte de los planos del conocimiento de la realidad, la ciudadanía les otorga un enorme poder. (Lippmann, 1997)

El constante desarrollo de los medios busca establecer y perpetuar una sociedad de masas en donde la información sea compartida por todos, caracterizada por su carácter simbólico. Thompson reconoce el Poder simbólico de los medios y su influencia en el actuar de las personas para responder de determinadas maneras, pero al mismo tiempo observa en la recepción de mensajes un proceso más complejo de aceptación por parte de los individuos. Debemos abandonar la suposición de que el proceso de recepción, se trata de un proceso carente de perspectiva crítica a través del cual los productos son absorbidos por los individuos, como la esponja absorbe el agua. Suposiciones de este tipo tienen poco que ver con el carácter actual de las actividades receptoras y con las complejas formas en que los productos mediáticos son aceptados por los individuos, interpretados por ellos e incorporados a sus vidas (Thompson, 1998).

Este punto es importante, ya que muestra al sujeto como un ser capaz de interpretar la información de forma tal que pueda ejercer una crítica contra aspectos de la sociedad que le parezcan equívocos. El individuo puede distinguirse de la sociedad de masas y establecer un proyecto personal que rompa con lo establecido por el sistema actual.

Internet es una ventana al mundo, en donde la realidad de las personas se expande y se hace parte de acontecimientos que pueden tener nula relación con su entorno, su visión de mundo y su vida personal. Internet crea una esfera pública en donde opiniones de distintos tipos son compartidas. En un mundo donde la esencia de la democracia se ha perdido y la hegemonía económica es quién influye primordialmente en las decisiones de los gobiernos, Internet puede ser un nuevo método de ejercicio democrático en sociedades donde las personas ya no confían en sus representantes. Las corrientes ideológicas se han visto debilitadas y han sido juzgadas. El descontento social se hace patente. Los sujetos son conscientes de que el modelo liberal actual presenta deficiencias y desigualdades que no encontrarán solución sin un reformulamiento profundo en la forma de organización actual. Internet puede convertirse en el espacio para llevar a cabo el ejercicio de la asamblea, la presentación de nuevas ideas que permitan al hombre ser libre de los requerimientos impuestos por el sistema capitalista actual.

Manuel Castells presenta la búsqueda de autonomía del individuo frente a las instituciones sociales como el eje de los movimientos de indignados tan comunes hoy en día y que han utilizado el internet como medio de organización y difusión. Castells ve en las nuevas redes como el Internet la oportunidad de que se genere unidad entre individuos que acuden a estos medios con sus propios intereses y objetivos, dispuestos a descubrir puntos en común con otros. Para el autor: Hay una conexión fundamental, más profunda, entre internet y los movimientos sociales en red: comparten una cultura específica, la cultura de la autonomía, la matriz cultural fundamental de las sociedades contemporáneas (…) Estos movimientos presentan el proyecto fundamental de transformar a las personas en protagonistas de sus propias vidas afirmando su autonomía respecto a las instituciones de la sociedad. (Castells 2012).

Los postulados de Castells nos permiten reflexionar acerca del afán de los individuos por recuperar su libertad de modo tal que se rompa con la institucionalidad que nos rige. Los movimientos sociales actuales nos muestran que los individuos ya no se someten a la resignación y a la pasividad. Quizás el hombre ya no está interesado en ser parte de una comunidad global y busca un estilo de vida propio, sin patrones que rigen la vida de todos por igual. La autonomía se refiere a la capacidad de un actor social para convertirse en sujeto definiendo su acción alrededor de proyectos construidos al margen de las instituciones de la sociedad, de acuerdo con los valores e intereses del actor social. La transición de individuación a autonomía se opera mediante la conexión en red, que permite a los actores individuales construir su autonomía con personas de ideas parecidas en las redes que elijan. Sostengo que internet proporciona la plataforma de comunicación organizativa para traducir la cultura de la libertad en la práctica de la autonomía (Castells, 2012).

Lo anteriormente presentado nos acerca a la idea de que para concretar la autonomía de los individuos es necesario hacerlo de forma colectiva. Una herramienta creada por el sistema actual puede ser la solución para su destrucción: El internet. Pero, en el caso hipotético y utópico de que las instituciones y el sistema actual fueran abolidos ¿la red seguiría constituyendo un medio de comunicación masivo? ¿Continuaría la conexión y el compartimiento de información entre grupos? De ser así, es difícil pensar en que la opinión pública termine. Que los grupos de intereses en común no mantengan contacto con otros. La comunicación es esencial entre los individuos, la tecnología ha avanzado demasiado y no es posible, ni coherente hacer que esta retroceda. La sociedad de masas continuaría existiendo, fuera de los parámetros del liberalismo, pero dentro de un nuevo modo de organización que evite transmitir ideas totalizadoras por medio de la red. La autonomía sería establecida solo en términos de las instituciones, pero, difícilmente, fuera de la sociedad de masas.

Bibliografía:

Thompson, J. (1998) “Los Media y la Modernidad”. Paidós, Barcelona.

Castells, Manuel (2012), “Redes de indignación y esperanza”. Madrid: Alianza Editorial.

Walter Lippmann (1997), “Public Opinion”

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Una respuesta en “El individuo, su búsqueda de autonomía y los medios como herramienta de liberación

  1. Jorge Hernández dijo:

    Interesante reflexión. Existe un grupo de pensadores que ven Internet como una tecnología cultural, o una «tecnología de la libertad». Es bien sabido que en términos de «libertad de expresión», se trata de un medio sin límites. El punto es en qué medida la enorme fricción social/dialógica que gatilla Internet genera mecanismos democratizadores efectivos. ¿Cómo lograr que la nueva asamblea virtual sea un motor de cambio social?

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