Un cruel reemplazo: Conectados, tecnologizados, pero solos

Título del libro escrito por Sherry Turkle y que inspira su nueva presentación en TED

Título del libro escrito por Sherry Turkle y que inspira su nueva presentación en TED

 

Sherry Turkle es una profesora del Instituto de Tecnología en Massachusetts, quien en su primera charla en TED, habló sobre la nueva vida que Internet nos ofrecía, basado en su Libro: Life on the Screen: identity in the age of the internet. Pero esta vez, su charla tiene otro sentido, un vuelco a lo maravilloso que ella veía de primera, ahora, la idea es de cómo el uso de internet, las redes sociales y los dispositivos nos cambian a nosotros mismos, las personas a nuestro alrededor y lo que hacemos.

Esta nueva charla, también está basada en un libro, el cual se titula “Alone Together”. Su presentación nos habla de las dificultades que existen hoy en día para la comunicación, es decir, ésta claramente existe, pero la manera en la que se da, es muy diferente a cuando los Smartphones estaban recién entrando al mercado, es ahora una comunicación a distancia, mediante textos, pues está la idea de que una conversación cara a cara requiere tiempo, pues necesita la presencia de ambas personas y porque no pueden controlar lo que sale de sus bocas, tanto como controlan lo que escriben sus dedos. Es así como se llega a un “Conectados pero solos”, pues las personas no ven la necesidad de interactuar con el resto, aun así el sentimiento de soledad es cada vez más grande.

Un ejemplo, que en palabras de Turkle fue “desgarrador y complicado” en su momento, es que durante sus visitas a Centros de ancianos (en el marco de la investigación para su libro) llevó robots sociales, en este caso a Nuka y una anciana que había perdido a su hijo cuando recién nació, le hablaba como si se tratara de un bebe. Esto último nos hace preguntarnos ¿Qué hace la tecnología por nosotros? Creo, al igual que la Sherry Turkle que es desgarrador cómo la tecnología se utiliza para tapar la carencia de relaciones personales y de cómo algunas personas a falta de estos cariños, crean lazos afectivos con la tecnología en el afán de no sentirse tan solos.

Es así como a falta de estos vínculos afectivos con el resto de las personas, la tecnología aparece como un medio de escape y más en específico, las redes sociales, donde al publicar un estado de Facebook tenemos muchas personas que están atentas al contenido de forma instantánea y que responden a él como se amerite, una especie de “consuelo virtual”, es por ello que cada vez crece más la adicción, finalmente, nosotros mismos nos estamos aislando de las personas y conectándonos con ellos, a través de redes sociales.

Las tres cosas que hacen de la dependencia a la tecnología aun peor son: que podemos poner la atención donde queremos tenerla, es decir, si algo no nos interesa, no es necesario que estemos presentes; que siempre seremos escuchados; y que nunca estaremos solos. Y esta última es sin duda la más peligrosa y el arma de doble filo, sobre todo ahora con la gran inserción de los Smartphone en el mercado y a precios que son accesibles para la mayoría, ya no es necesario por ejemplo juntarse a hablar con los amigos, aun así, socialmente es muy apreciado tener una cuenta de Facebook o Twitter para mantenerse en contacto con las personas de nuestro alrededor, como se aprecia en un estudio realizado entre jóvenes en Finlandia donde ellos mismos dijeron que “lo más importante de la comunicación móvil es que permite la construcción y el mantenimiento de sus redes sociales”, pero sin la necesidad del cara a cara.

Si aplicamos todo lo anterior dicho al uso del Smartphone, podemos por ejemplo ver en el uso de Whatsapp una fiel representación, y a menudo vemos escenas como la que describe el autor Dr. Manfred Spitzer: “Se sientan durante una cita en una cafetería frente a frente y no se miran a los ojos mutuamente sino que cada uno tiene la vista puesta en su teléfono inteligente, quizás para tuitear a sus amigos lo estupenda que está siendo la cita”.

La empatía es otra característica que sufre, es más, se pierde, pues no es algo a lo que se de uso normalmente y es reemplazada por el uso de redes sociales donde las personas se sienten comprendidas con aquellas personas que actúan y sienten de la misma forma.

Todo esto afecta mayormente como dice Castells, a los jóvenes quienes “[…]  fueron el primer grupo en apropiarse de los SMS siguiendo la promoción de los mensajes de texto en los programas de entretenimiento que empujaban a su (mayoritariamente) joven audiencia a enviar mensajes votando a través de sus teléfonos móviles” y desde no pararon hasta ahora ser dependientes del Smartphone reemplazando incluso las relaciones interpersonales, por relaciones virtuales.

Si son los jóvenes de ahora demasiado tecnologizados como para crear vínculos afectivos cara cara, ¿Qué es lo que nos espera en un futuro próximo cuando sean adultos? ¿Será posible una vuelta al cara a cara o será nuestro mejor amigo un robot?

Bibliografía:

Spitzer, Dr. Manfred. Demencia Digital: El peligro de las nuevas tecnologías.

Castells, Manuel. Comunicación móvil y sociedad. 

 

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Una respuesta en “Un cruel reemplazo: Conectados, tecnologizados, pero solos

  1. Un viaje en el metro es la mejor etnografía para un estudio sobre lo que planteas aquí, Catalina. Todos erguidos, con el cuello inclinado y la mirada clavada en la pantalla del Samsung, iPhone o Huawei de última. ¿Haciendo qué? Quizá nada. Quizá actualizando el perfil de Facebook o refrescando el timeline en Twitter. ¿Qué hay en esas prácticas? ¿Cuál es la motivación? ¿Hay motivación o, en definitiva, nada más que desmotivación?

    Eso de «conectados pero solos» es, sin duda, la reflexión más relevante que ha surgido a lo largo de este curso. Parece haber una significativa preocupación entre los protosociólogos por las consecuencias negativas de las nuevas formas de comunicación en la constitución de los diversos tipos de interacción social.

    Mi pregunta es, ¿Cómo podemos los sociólogos -o, en un sentido más amplio, los estudiosos y «expertos de lo social»- ofrecer una salida? ¿Cómo podemos aliviar esa tensión y esa preocupación? ¿Hay forma alguna de hacer esto? ¿Qué crees tú, Catalina?

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