“¿Por qué nos dejaste Felipe?”, un producto de la comunicación doméstica.

Felipito

El 2 de septiembre de 2011 a través de los noticiarios, como extra del momento se anunció una tragedia que causó impacto a nivel nacional: el avión CASA 212 de la FACH desapareció justo cuando estaba a punto de aterrizar en Juan Fernández, antes de conseguir su objetivo cayó al mar por motivos atribuibles a las malas condiciones del tiempo. A bordo iban 21 personas de distintas instituciones que formaban parte de un equipo de apoyo a la reconstrucción por el desastre provocado por el terremoto y posterior maremoto (en esa zona) en el 2010. Estas personas conformaban parte del Consejo de la Cultura, del Desafío Levantemos Chile, de la FACh y del programa de TVN “Buenos días a todos”. De este último, iban 7 personas del equipo, siendo uno al que se le dio más importancia dado su rol como comunicador social: Felipe Camiroaga.

¿Por qué? Camiroaga era el conductor del matinal y tenía una gran audiencia no solo a nivel nacional, sino que fuera del país también era visto a través de la señal del canal nacional por cable. Cuando se supo de este suceso, la gente, su audiencia, se comenzó a apostar en las afueras de la casa televisiva. A dos días de esto, la convocatoria se aproximaba a unas 2.000 personas, las que en su mayoría eran dueñas de casa. Ahora, lo interesante y lo que será nuestro objeto de análisis, no es solo la cantidad de personas que asistieron a su despedida, sino qué era lo que sucedía en el lugar. La imagen era esta: mujeres, hombres, niños, personas de distintas edades, lloraban desconsoladamente pronunciando continuamente la frase “¿Por qué nos dejaste Felipe?”, “Felipito, te queremos”, “vuela alto Felipito” y dentro de las ilimitadas frases de cariño dirigidas a este personaje, hubo una en particular que me llamó la atención “¿Qué voy a hacer ahora? ¿Quién me acompañará en las mañanas?”.

¿Por qué la audiencia se comportaba de esta manera? Morley afirma que lo importante es analizar el contexto en el que prima el acto de “ver televisión” y no los números, un contexto en el que puede estar toda la familia, así como puede estar solo una persona observando un programa y aquí la dueña de casa, por ejemplo, internaliza al personaje que le habla desde la pantalla como propio de su círculo familiar por el hecho que “le hace compañía” durante los quehaceres o a la hora de la comida porque “la posición física que ocupan tales programas en esos hogares, su condición de foco del rito diario y su incorporación en la vida doméstica son tan variadas como los individuos y las familias que los observan, como también es variada la significación social de su configuración y su persistencia.”(Morley, 1996:292)

La manera en que se observa la televisión, es como se le significará en tanto se incorpore, en la cotidianeidad de la vida doméstica y rutinaria, el texto que comprenden del programa articulándolo a una especie de comunicación interpersonal, convirtiendo a la audiencia detrás de la pantalla en una audiencia activa, que puede no solo llamar para opinar durante la transmisión del programa, sino que cuando sucede alguna tragedia, la consideran personal y por lo tanto, le es necesario expresar su apoyo de manera directa y cercana. Ésta es la comunicación doméstica, aquella en la que la familia que ve un programa en el contexto doméstico durante una de las comidas del día por ejemplo, modifican el sentido de compañía que tiene la televisión, porque ya no es sólo un objeto presente en la habitación, sino que pasa a ser un objeto significado, ya no es simple mercancía. Incorporemos  también el entorno, porque es necesario ver desde el enfoque holístico que exige Morley, prestar atención a qué es a lo que la familia está abierta a aceptar o rechazar, se sabrá que tanto estará estructurada por la dinámica que tengan en función de las tecnologías de información.

La constante interacción entre la mercancía y el sujeto, provoca que la mercancía ya no tenga valor económico, sino sentimental haciéndolo una parte importante de su entorno, esto porque el tipo de texto que emite el programa, está moldeado para las personas que por infinidad de motivos están durante la mañana en sus casas, como niños pequeños que entren tarde a clases, etc. Se puede decir que viene prefabricado para la familia y el sujeto televidente, pero aquí es donde la mercancía pasa a ser un objeto significado por el grado de atención que le preste la audiencia mientras realiza otra actividad. Sin embargo, sigue siendo un producto puesto que el canal gana al tener al televidente con la pantalla encendida, porque desde atrás está todo el asunto de los auspiciadores, y el canal a pesar de que fue una tragedia siguió ganando aún sin el mismo personaje, pero llegó a tal punto, que este año la familia de Felipe Camiroaga se opuso a ser parte en este aniversario de esta especie de “show televisivo” para recapturar los seguidores de Felipe y aquí convertirlos en cifra, ya que la familia quiso hacer un homenaje dentro del círculo familiar y amistades íntimas.

Respecto a la relación que tiene “Felipito” con la audiencia, se vio que era bastante cercana considerando que esta audiencia activa afirmaba conocerlo, emitiendo juicios valóricos acerca de cómo era él. Al parecer fuera del esquema propio del matinal, él con su carisma logró entregar un mensaje que el lector entendió muy claramente y se lo apropió, y esta consideración llegó a tal punto al que se decidió la creación de una sala en el Museo Histórico de Villa Alegre para una exposición permanente de Felipe Camiroaga ya que el alcalde de Villa Alegre, postmórtem, lo nombró Hijo Ilustre de la ciudad.

Este año, a 3 años del accidente, muchas muestras se hicieron presente el 2 de septiembre. Fuera de estos actos conmemorativos, se pudo apreciar en las redes sociales, como Twitter, que permanece en los hogares de las personas, ya sea con imágenes, calendarios, o simplemente con unas palabras a ese vacío que les dejó su muerte. Aquí les dejo uno de estos recordatorios de los tantos en Twitter:

Tweet

Bibliografía:

Morley, D. (1996) “Televisión, Audiencias y Estudios Culturales”. Buenos Aires, Argentina. Amorrortu editores.

Este artículo fue publicado en Comunicación, Interacción y etiquetado , , , . Marcador del enlace permanente.

Una respuesta a “¿Por qué nos dejaste Felipe?”, un producto de la comunicación doméstica.

  1. Interesante el caso de Felipe Camiroaga para ilustrar la manera en que los líderes de opinión, a través de la televisión, ingresan a la intimidad y cotidianidad de los hogares. Bien utilizado Morley para tales efectos y bien abordado en la discusión.
    Quizás también se podría haber integrado a Bourdieu en la discusión y analizar el efecto de Camiroaga como líder de opinión.
    Ojo con algunos tilde de menos. Buen Post en general.

Los comentarios están cerrados.